La imagen de una marca es posiblemente uno de sus más valiosos tesoros y su reputación en la red también. Por ese motivo, es necesario que la marca cuide y mime muchísimo la imagen que los demás tienen de ella en los medios sociales y en internet, ya que todos conocemos las posibles repercusiones y perjuicios que puede traer consigo una crisis de reputación.
Las crisis pueden empezar, muchas veces, con algún aspecto al que no hemos dado la suficiente importancia, como una acción nuestra, un comentario mal contestado, o simplemente, un usuario descontento. Nadie está exento de sufrir una crisis, pero sí podemos intentar prevenirla.
Nos referimos a estar alertas, realizar siempre, en la medida de lo posible, acciones estudiadas que puedan tener una repercusión positiva. Debemos concienciar a todas las personas que tengan participación en la marca de la importancia de la reputación para que sean conscientes de lo que tienen entre manos.
Es fundamental que la marca esté prevenida, y la prevención se basa en analizar todo el entorno que rodea a la propia marca allá donde esté presente. Debemos por un lado, analizar a nuestra competencia, para saber qué acciones están realizando que puedan afectarnos, y debemos analizar, por otro lado, nuestro producto o nuestra marca, es decir, saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades para potenciar unas y fortalecer otras.
También debemos tener en cuenta que la marca debe estar respaldada en todo momento por el máximo responsable de la empresa en caso de crisis, pues es la máxima presencia la que debe responder por la marca.
Otro factor a tener en cuenta es que las crisis, generalmente, provienen de factores externos, por lo que debemos mantener esos aspectos bajo una estricta vigilancia para localizar en cualquier momento cualquier conversación que se produzca acerca de nosotros, para poder actuar adecuadamente. Pero, la mejor forma de prevención es tener todos estos aspectos y otros más contemplados en un Plan de Crisis, un decálogo de procesos de actuación que es obligatorio para todas las marcas, ya que, llegado el caso, todos los implicados pueden encontrar una guía a seguir en momentos en los que, por estrés o por confusión, es complicado pensar.
El Plan de Crisis debe contemplar aspectos como la formación de un equipo de crisis que se encargará de gestionarla, cómo se realizará la comunicación, quién será el portavoz de la marca y el tiempo y la forma de gestionar la crisis. Y fundamental, una vez resuelta, es fundamental analizar el alcance y repercusión que ha tenido.
No obstante, las empresas tienen que tener muy claro qué no hacer en caso de crisis de reputación, como, por ejemplo, no contestar pensando que el silencio hará que el problema se disipe. Esto es un gran error, pues cuánto más tiempo pase sin que la marca reaccione, la crisis se extenderá, provocando mayores efectos. Es fundamental para nosotros en este caso salir a la palestra y explicar sinceramente qué ha pasado, por qué ha pasado, qué estamos haciendo para solucionarlo y el seguimiento que se le va a hacer al caso.
Una crisis de reputación es algo suficientemente importante como para tomárselo en serio, y la prevención es la mejor política que podemos adoptar frente a ellas.
Fuente: Puromarketing.com