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lunes, 18 de marzo de 2013

MATE argentino para Notebooks


Una ronda de MATE para el mundo Linux



El teléfono sonó tarde a la noche. Era mi amigo Eduardo Suárez, y el diálogo que se produjo no mejoró en nada nuestra fama de hablar en Klingon o algo así.
-¿Viste MATE? -me preguntó.
-¿Mate, qué mate?
-Mint.
-Ah, MATE, el Escritorio para Linux, sí, es el que uso en mi notebook. ¿Qué pasa?
-Lo escribió un argentino.
-¡En serio!
-Sí, señor. Un muchacho de Río Negro. Bariloche o Cipolletti, no estoy seguro. Te estoy pasando su mail, ¡tenés que hacerle un reportaje!
-Obvio.
***
La historia es así. Al revés que Windows y Mac OS X, cuyo aspecto visual está férreamente dictado, respectivamente, por Microsoft y Apple, el sistema operativo de software libre Linux usa un mecanismo de ventanas modular (más información aquí) que puede personalizarse, modificarse y, llegado el caso, permite crear un entorno de Escritorio enteramente nuevo. Puesto que es software libre, el código fuente (lo que escriben los programadores) está no sólo disponible, sino que puede usarse con cualquier fin, con la condición de que el producto final incluya también el nuevo código fuente.
 
Una captura de pantalla del escritorio MATE para Linux Mint. 
Sí, lo sé, entorno de Escritorio suena bastante esotérico, pero está compuesto de elementos hoy bien conocidos: barras de herramientas, ventanas, íconos, carpetas, y así. La disposición y las funciones de estos componentes caracterizan a cada Escritorio, desde los más clásicos, como el de Windows XP, hasta los menos tradicionales, como el Unity de Ubuntu.
Durante años, uno de los Escritorios más usados en Linux fue Gnome ( gnomo , en inglés; originalmente, eran las siglas de GNU Network Object Model Environment ), cuya versión 2 exhibía dos rasgos salientes, uno bueno y uno malo. El bueno, que era claro y fácil de aprender a usar. El malo, que se fue quedando en el tiempo.
Para subsanar esto, nació Gnome 3, de aspecto más moderno y con soporte para pantallas táctiles, pero que se apartó de la interfaz tradicional en favor de un diseño menos claro y menos flexible. Por supuesto, esto causó una ruidosa polémica en el mundo Linux y creó las condiciones para que Ubuntu experimentara con su propia alternativa visual, llamada Unity, que a su vez originó más revuelo.
Pero hubo alguien que, en lugar de quejarse, decidió rescatar Gnome 2, creando un nuevo Escritorio basado en su código fuente, actualizado, con un aspecto más moderno y más atractivo. Así nació MATE, que se convertiría en mayo de 2012 en el Escritorio predeterminado de Mint , la distribución de Linux que más ha crecido en popularidad durante los últimos 2 años.
Pues bien, el fundador del proyecto MATE es Germán Perugorría, de 30 años, que nació y vive en Cipolletti, provincia de Río Negro. En el ambiente del software libre a Germán se lo conoce por su alias Perberos ; en rigor desde antes, porque a los 23 años había desarrollado una plataforma de juegos online. Lo primero que Germán me dijo cuando le propuse entrevistarlo fue que prefería no hablar de él, sino de su proyecto. Pero, como suele ocurrir, su obra dice mucho también de él, como se verá a continuación.
-Al principio pensé que MATE quería decir sin brillo. Me parecía raro, porque es un Escritorio muy vistoso. ¿Por qué le pusiste MATE?
-Por la filosofía de preparación del mate, su cultura de compartir, y por lo primitivo que es, pero a la vez muy eficiente.
-¿Cómo empezaste a programar?
-Mi vocación por la tecnología comenzó desde muy pequeño. Siempre me gustaron los videojuegos. Aprendí mucho de ellos, incluso inglés. Poco a poco me fui acercando al mundo de la programación, usando juegos con estructuras de creaciones, música, pintura. He hecho muchas cosas, leer mucho, revisar blogs, foros, experimentar, hackear, crear.
-¿Vivís de la programación?
-Lamentablemente, no, si te referís a sustento económico. Pero sí alimenta mi pasión por crear. Actualmente, mi mayor obsesión es la programación en lenguaje C, eso es lo que me ha ayudado a iniciar el proyecto MATE.
-¿Cómo nació el proyecto?
-Surgió por una necesidad mía de no perder aquel entorno de escritorio llamado Gnome (N. de la R.: se refiere a Gnome 2). Sentí mucha tristeza al ver cómo se perdía. Entonces comencé a recolectar todo lo que podía, y luego de medio año ya tenía algo sólido.
-¿Cuando fue eso?
-En 2011.
-Y lo pusieron como Escritorio predeterminado de Mint en mayo de 2012. ¿Ellos te contactaron?
-Así es, a mediados de 2011, el fundador de Linux Mint, Clem (N. de la R.: se refiere al francés Clement Lefebvre), me contactó, interesado en el proyecto. Allí fue cuando, junto a Stefano-k (N. de la R.: el italiano Stefano Karapetsas), se armó el sitio Web, la documentación y todo eso. Mucha gente ayudó, a la que no tuve oportunidad de hablarle.
-Qué emoción habrás sentido cuando te contactaron de Mint, ¿no?
-Sí, mucha, aunque no fue la primera distro en ofrecer MATE. Creo que la primera fue Salix.
***
Distro es la forma en que nos referimos, en Linux, a una distribución. ¿Qué es una distribución? De nuevo, al revés de lo que ocurre con Windows y Mac, donde solamente existen las versiones oficiales de Microsoft y Apple, cualquiera puede crear una versión de Linux. No es que sea un paseo en bote, pero se puede y, de hecho, la distribución más respetada, Debian, sobre la que se basa Ubuntu, fue creada por el alemán Ian Murdock en 1993. La palabra Debian es la combinación del nombre de la novia que tenía entonces Ian, Debra Lynn, y su propio nombre. Debra y Ian se casaron y estuvieron juntos hasta 2007, cuando pidieron el divorcio. Debian, sin embargo, perdura como una de las marcas más indelebles e influyentes del software libre.
-Contame cómo fue desarrollar MATE, qué herramientas usaste, cómo es el proceso de crear algo así.
-Debo confesar que soy hacker y me gusta el método de prueba y error. En etapas avanzadas de desarrollo siempre bromeaba diciendo que no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo, llamando a soluciones como mágicas, sin dar detalles de eso. Quizá por pereza (se ríe).
-¿Qué sería una solución mágica? ¿Cuando escribís código que no sabés bien cómo funciona, pero funciona?
-Sí, o cuando cambiás de lugar código y el programa anda.
-En todo caso, MATE debe ser mucho código, ¿no?
-MATE no sería nada sin el proyecto Gnome, que fue escrito por miles de personas. Le estoy muy agradecido a toda esa gente.
-Gnome 2 en particular.
-Sí, la versión anterior a que cambiaran su diseño, orientado hacia tablets.
-¿Cual fue específicamente tu aporte? MATE es claro, lindo y consume poca memoria.
-Eso es exactamente lo que proyecté cuando imaginé MATE, y lo que realmente hice fue tomar todo el código básico para que funcione un Escritorio, actualizar ese código y adaptarlo a las nuevas versiones de las librerías. GNU-Linux es un ecosistema bastante delicado, se rompe una librería y lo sufren todos los programas enlazados a ella.
-También hiciste aplicaciones, como Engrampa (el archivador) o Pluma (el editor de texto).
-Pluma es un fork de Gedit, el editor por defecto en Gnome, y Engrampa es un fork de Fileroller.
(N de la R: se dice fork cuando un programador crea un nuevo software, no desde cero, sino a partir del código fuente de una aplicación previamente existente.)
-¿Les cambiaste algo a esas aplicaciones?
-Te mentiría si te dijera que sí o que no, porque leer tanto código hace que uno olvide ciertas cosas.
-¿Tu proyecto era entonces que no se perdiera Gnome 2?
-En parte sí, aunque uno simplemente pudiera optar por usar el modo tradicional en Gnome 3, o pasarse a Xfce4. Lo que me daba pena es que a medida que se iba presentando el nuevo Gnome se perdía la retro compatibilidad.
-¿Cuál dirías que es la diferencia entre MATE y opciones como Xfce4, KDE o el modo tradicional en Gnome 3?
-Xfce es un entorno algo extraño, que no termina de enganchar entre sí. Su modelo CDE no es muy atractivo. Gnome 3, por alguna razón, preveía salir sin modo tradicional, eliminarlo, dejar de desarrollarlo. Y KDE es muy pesado para mi gusto.
-La cosa es que te propusiste mantener vivo un entorno de Escritorio al estilo tradicional, claro y simple.
-Sí, y además quería aprender cómo era un entorno de Escritorio por dentro, cómo se compilaba, cómo se escribía, cómo se diseñaba.
-¿Dónde escribías código? ¿Usaste algún entorno de desarrollo?
-Lo curioso es que todo fue en consola. Pasé los primeros meses sin ver Xorg. (N. de la R.: Xorg es, grosso modo, la interfaz gráfica de Linux.)
-¿En serio? ¿Escribías código en un programa para terminal?
-Sí, usaba nano.
-¿Por qué no algo más amigable?
-¿Masoquismo quizá? (se ríe).
-¿Cómo se crea un entorno de Escritorio para Linux?
-Yo lo comencé a reconstruir desde abajo.
-¿Que significa desde abajo?
-A medida que iba progresando, me acercaba al entorno gráfico. Como cuando construís un edificio, ves los pilares y en base a eso vas edificando.
-¿Qué serían los pilares en este caso?
-Las herramientas GNU, el kernel de Linux y las librerías Xorg, glib, gtk, etcétera. Gnome era los ladrillos y el cemento. De hecho, MATE actualmente sigue sufriendo el deterioro que sufrió Gnome en su momento
-¿En qué sentido?
-Creo que es el ciclo de vida del software, la obsolescencia.
-¿Cuál es el futuro de MATE, entonces?
-Adaptarse. Me gustaría que también preservara la retro compatibilidad, pero es difícil saberlo.
-¿Cuánto tardaste desde que tomaste la decisión de crear MATE hasta que tuviste la primera visión del nuevo Escritorio?
-Un año.
-¿Dedicándole cuántas horas por día?
-Entre 4 y 16 horas diarias; la inspiración o la curiosidad no me dejaban dormir (se ríe).
-¿Por qué te dijo Clem que se había interesado en MATE?
Clem me comentó que había mucho descontento con la introducción forzada de Gnome 3. Entonces usó su equipo de gente para empaquetar MATE. Los resultados se vieron unos meses después: un entorno al estilo Gnome 2, rápido y eficiente. Productivo. Pero los siguientes meses fueron de disgustos con el proyecto Ubuntu, que es la base de Mint.
-¿Por qué disgustos?
-Porque el proyecto Ubuntu modificaban las librerías para adaptarlas a sus necesidades. No es que esté mal, pero afectaba a muchos programas de terceros, incluyendo MATE. Así que me pasé días buscando bugs (errores) donde no había nada, creando condiciones especiales para detectar las librerías de Ubuntu. Mucho hacking .
***
A estas alturas, creo, vale la pena aclararlo: la palabra hacker no se usa, en el ambiente informático, como sinónimo de delincuente. Este uso, popularizado por los medios, está muy lejos de lo que Germán quiere decir. Esto es, que un hacker es alguien que modifica el código o la electrónica de un dispositivo para mejorar su funcionamiento o, incluso, sí, para detectar fallas de seguridad.
-¿Cuántas personas colaboraron en la creación de MATE? Digo, una vez que apareció en las distros. Porque al principio estabas solo, ¿no?
-Al principio sí, luego recibía correcciones de miles de personas. Después apareció Stefano-k, que me dijo que usaba MATE en su entorno de trabajo y que lo quería soportar, y ayudó muchísimo en la creación del sitio Web, el foro, la wiki, y colaboró con mucho código.
-MATE usa, en ralentí, sólo 169 MB de memoria. ¿Cómo lograste tan bajo consumo de RAM?
-He quitado algunos componentes incompletos. A mí también me gusta el consumo que tiene, sobre todo con el nuevo Windows usando más de 700 MB de RAM sin correr nada.
-¿Tenés alguna idea rectora para la próxima versión de MATE?
-Es delicado pensar en algo revolucionario, podríamos terminar como Gnome 3 (se ríe). No, hablando en serio, me gustaría hacer MATE más compatible con la librería gtk3, pero sin perder gtk2, incluso si el código se convierte en spaghetti.
-¿Spaghetti? No conozco esa jerga...
-Funciones anidadas.
-Ah, entiendo. ¿Qué ventaja le ves a gtk3?
-Tiene soporte para las últimas computadoras táctiles. Aunque MATE no estará diseñado para pantallas táctiles, se podría usar con teclado y mouse.
-El sitio de Mint sigue primero en el ranking de Distrowatch, ¿sabías?
-Hay muchos factores que hacen que Mint esté en primer lugar.
-¿Cuáles?
-Mucha controversia de Canonical, y el estilo por defecto del escritorio de una barra (Unity) y sus aplicaciones.
-¿Saben en Cipolletti que uno de sus ciudadanos ya es ilustre en el mundo del software libre?
-Eso no lo sé.
-¿Por qué aparecés con la bandera de Japón en el sitio de MATE ? Hay alguien en el foro que se queja por eso, y dice, con razón, que sos de Río Negro, no de Japón.
-Es una broma que surgió en el canal de #mate, porque yo quería aprender japonés.
-¿Y aprendiste algo de japonés?
-Muy poco.



martes, 29 de enero de 2013

Linux para educación


Cómo se desarrolló el Linux de las netbooks educativas

Huayra es la plataforma alternativa presente en las computadoras de Conectar Igualdad; basada en software libre, busca posicionarse como una opción frente al Windows de Microsoft
Por Cintia Perazo  | Para LA NACION

La elección de un sistema operativo para una computadora es una situación que, en situaciones cotidianas al ingresar a una tienda de venta de artículos electrónicos, está marcada por la presencia de la plataforma Windows de Microsoft. Nada de esto impide que los usuarios puedan optar por software libre, sin costo alguno al momento de realizar la descarga e instalación, con propuestas como Ubuntu, Fedora o Mint , por mencionar sólo algunas de las alternativas disponibles en Internet.
Esto mismo ocurrió con el plan Conectar Igualdad, que busca desarrollar su propia plataforma basada en GNU-Linux adaptada a las necesidades de la comunidad educativa, tanto para los docentes como para los alumnos.
La inciativa comenzó a tomar forma en 2010, cuando Javier Castrillo comenzó a trabajar en Conectar Igualdad, el programa del gobierno nacional que distribuye computadoras portátiles para alumnos y docentes de escuelas públicas. Desde aquel momento, con el antecedente de haber coordinado la implementación de estas iniciativas en el ambiente educativo, impulsó con su equipo el desarrollo de Huayra, el sistema operativo libre basado en GNU-Linux de las netbooks escolares.
"Debido al porte de este programa era necesaria una plataforma estable, libre, un estándar y sobre todo con soberanía tecnológica, para no depender de ninguna corporación. Con nuestro sistema nos aseguramos que va a ser constante en el tiempo, que va a ser gratuito para todos aquellos que lo quieran descargar y, por sobre todas las cosas, libre. Todo el código está publicado a disposición para que cualquiera que tenga los conocimientos lo pueda auditar y modificar", asegura Javier Castrillo, coordinador del Proyecto Huayra.
 
Javier Castrillo, responsable del proyecto Huayra para las netbooks de Conectar Igualdad. Foto: LA NACION / Ezequiel Muñoz
En una entrevista exclusiva con LA NACIÓN , Javier Castrillo habla sobre la plataforma, sus características y los prejuicios que aún existen sobre el software libre.
¿Qué es Huayra?
Es el sistema operativo libre que las netbooks del Programa Conectar Igualdad van a traer instaladas a partir de este año. Además cualquier persona puede descargarlo en su máquina desde huayra.conectarigualdad.gob.ar
Está basado en Debian GNU/Linux, es seguro, ágil y con un desarrollo realizado en la Argentina, teniendo en cuenta las necesidades tanto de estudiantes como de docentes, y manteniendo nuestra identidad nacional.
¿En qué instancia se encuentra el desarrollo?
Está en fase Beta pero ya se puede bajar y utilizar.
Un mito presente en este tipo de plataformas es que muchas personas creen que no hay virus porque no se conoce mucho. Esto no es verdad, no hay virus porque el sistema no admite virus porque, como dije, está todo a la vista. Los servidores de la bases de datos de los bancos, las grandes bases de datos importantes son de código libre, Google es libre, por ejemplo.
¿Por qué pensaron que era necesario desarrollar un sistema operativo basado en software libre?
Porque se estaban dejando tres millones y medio de máquinas en manos de una corporación, que tiene intereses económicos y sus tiempos. Asimismo, por ejemplo, si queríamos hacer un procesador de texto para las comunidades aborígenes no podíamos hacerlo porque no es posible traducir el Word o si necesitábamos adaptar la placa de red, según el tipo de servicio de determinada zona también teníamos inconvenientes. Tener un software de una empresa es como comprarte un auto y tener el capó soldado.
¿Cuáles son las ventajas que presenta utilizar Huayra frente a Windows?
Es libre y puede ser utilizado por cualquier persona de la comunidad; es gratuito, y ofrece la libertad de poder administrar ese código y hacer las reformas que queremos. Uno de los problemas que veíamos era que los profesores traían un programa para compartir con los chicos y ponían el pendrive en cada computadora y lo bajaban, sin darse cuenta que podían utilizar la red de la escuela. Lo que sucede es que configurar una red no es algo trivial. Huayra, en cambio, autoconfigura la red entonces el profesor deja el programa directamente en una carpeta especial que comparte y los alumnos entran allí para utilizar el programa.
Diversas capturas de pantalla de la interfaz de Huayra, el sistema operativo basado en Linux desarrollado para las netbooks de Conectar Igualdad.  Foto: Archivo
Foto 1 de 5
¿En qué se benefician los alumnos al utilizar Huayra?
Que el Estado les brinde su propio sistema operativo libre es un beneficio implícito es más seguro y mucho más rápido. Además, está pensado para que corra en las máquinas más livianas y también funciona bien en las máquinas más viejas.
Otra gran ventaja para los chicos es que tienen una herramienta que sale de la propia escuela, con las necesidades y el aporte de su institución. Hay cientos de aplicaciones del equipo de Huayra y aportadas por las comunidades escolares. En total son casi 30.000 piezas de software.
¿La interfaz es similar a la de Windows o los usuarios verán muchos cambios?
Es similar y además encontrarán programas que no tenían en Windows porque son muy caros. En Huayra, por ejemplo, hay un software para hacer animaciones en 3D que si tuviéramos que comprarlo saldría muy caro. También hay editores de fotos similares a Photoshop.
El procesador de textos de Huayra permite guardarlo en un formato de Word. En el pasado había grandes problemas de compatibilidad entre el software libre y el licenciado pero ahora todo ha evolucionado y ya no existen esos inconvenientes.
Las netbooks de Conectar Igualdad son de diez fabricantes distintos, y tuvimos que trabajar bastante para el desarrollo del sistema operativo, cuenta Javier Castrillo, responsable del proyecto Huayra
Todavía nos falta un buen programa de Autocad 3D, pero tenemos Autocad en 2D. Pero tenemos son muchas herramientas de programación y de robótica incluidas dentro de Hayra.
¿Cómo se realizará la capacitación?
Las netbooks de nuestro programa, a partir de 2012, incluyen TV Digital abierta y allí incluye un montón de tutoriales y paso a paso para poder aprender a utilizarla.
Por otro lado, todas las instancias de capacitación que tiene Educar y el Ministerio de Educación van a tener cursos de Huayra tanto para alumnos como para docentes. Y ya se han formado comunidades de Huayra en Facebook y en Twitter que hacen su propia formación y su aporte a la comunidad.
¿Qué obstáculos tuvieron que sortear?
La principal fue la compatibilidad de hardware. Las netbooks de Conectar Igualdad son de diez fabricantes distintos y tuvimos que trabajar bastante para hacer funcionar nuestro sistema en todos los equipos. Después debimos luchar con los prejuicios que difunden los propios monopolios, que dicen que Linux es difícil, por ejemplo.
Pero ahora estamos muy entusiasmados porque las pruebas están saliendo bien y estamos dentro de los tiempos previstos.
¿Cuáles son los principales proyectos?
La primera etapa de Huayra es que funcione bien en todas las netbooks y en eso estamos abocados. Luego estamos pensando en que funcione en tablets y celulares.
También queremos trabajar para que la TV digital no sirva sólo para ver canales sino que podamos interactuar y brindarle, a través de ella, información útil para el ciudadano.
Y queremos fomentar el desarrollo para que los chicos programen, dándoles herramientas para que puedan programar aunque no sepan hacerlo, para que puedan, por ejemplo, hacer sus propios juegos con las características de su región, de su lenguaje, sus costumbres y que lo compartan con la comunidad.
El software libre en Conectar Igualdad
Huayra toma su nombre del vocablo quechua que significa viento, una analogía que los responsables del proyecto buscan reflejar con la filosofía del proyecto, relacionada con la independencia tecnológica y la libertad que ofrece el software libre. "Es una práctica habitual dentro de la comunidad para que cada programa esté ser representado por un animal. Linux eligió el pingüino, nosotros una vaca", explica Javier Castrillo.
El equipo de trabajo de Huayra consta de 13 personas, divididos en tres áreas: Desarrollo (programadores), Diseño (artistas, historiadores del arte, diseñadores gráficos) y Sistematización (Sociólogos y estadísticos).
Además de Huayra existe la iniciativa de la comunidad de software libre Tuquito, con sendas versiones para las computadoras de las iniciativas OLPC y Conectar Igualdad ..

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