viernes, 20 de septiembre de 2013

Fundadores de Startups vs. Emprendedores

Fundadores de Startups vs. Emprendedores



Hay un montón de falsedades dentro del mundo de las startups. Muchas no tienen importancia, pero otras son muy dañinas. Algunas generan daños colaterales y otras pueden arruinar o matar personas.
De vez en cuando, el debate sobre “startups vs negocios tradicionales” vuelve a aparecer. Es uno de estos debates que nunca acabarán. Por un lado, tenemos las “startups escalables”, que se lamentan de la falta de ambición de los “negocios tradicionales”, mientras que estos últimos critican la actitud tan ligera y descabellada hacia el riesgo que tiene la masa “startupera”.
Esta no es la principal contradicción que quiero apuntar en este artículo, pero está relacionada.
La falsedad a la que me refiero está expuesta cuando observas las palabras del encabezado de este artículo: “fundadores de startups” y “emprendedores”. La mayoría de los fundadores de una startup creen que son emprendedores. Se consideran a sí mismos un exclusivo subgrupo de emprendedores que crean un subsector de negocios de élite: las startups tecnológicas escalables. Por supuesto se dedican a mirar por encima del hombro al resto de emprendedores que hacen negocios menos guais, y generalmente menos escalables.
Sin embargo, esta creencia es una falsedad. Muchos fundadores de startups no son emprendedores.
¿Qué es un emprendedor?
Va muy bien empezar por definir que es un emprendedor. Y no me refiero a la definición que pone el diccionario, que es abstracta. Quiero una definición real.
Un emprendedor es alguien que busca oportunidades de negocio y crea modelos que permiten explotar estas oportunidades para generar un beneficio.
He excluido de forma deliberada los “emprendedores internos” que hay en las grandes compañías y los “emprendedores sociales” que buscan el bien social por encima de la ganancia económica. Creo que los deberíamos clasificar en diferentes categorías. Aunque muchos negocios exitosos conllevarán un bien social, hacer que el bien social sea el primer objetivo lo convierte más en un proyecto social que no en un proyecto de negocio.
Esta definición es útil ya que sirve para agrupar a todos aquellos que genuinamente intentan crear negocios viables, pero no suficiente útil para agrupar a todo aquel que tiene una iniciativa con la remota esperanza que quizá algún día pueda vivir de ello, aunque sea poco probable. Crear un blog o página web que quizá algún día te de dinero gracias a la publicidad no te hace ser un emprendedor. Tampoco lo hace ser dueño de buenos dominios en internet, tener grandes ideas de productos chulísimos o registrar una empresa inactiva. La suma de estas cosas pueden llevar algún día a convertirte en un emprendedor, pero por si solas no son suficientes.
Sin embargo, la definición incluye a todo aquel que busca oportunidades de negocio (a través de observar las deficiencias, hacer búsquedas, contactos…) y hace un trabajo útil (ya sea por si mismos o por sus trabajadores) que resulte en una suficiente suma de dinero que permita a la compañía ser rentable en cierto punto.
Hay millones de emprendedores en el mundo, quizás cientos de millones, o incluso más. En los países pequeños, mucha gente debe ser emprendedora para sobrevivir. Ven oportunidades de negocio y las explotan para vivir. Debido a que los mercados suelen ser pequeños y las condiciones son muy inciertas, no tendrán nunca la oportunidad de escalar su negocio. Pero, la persona que tiene su propia tienda de ropa en Liberia es tan emprendedora como la que tiene su propia tienda de bolsos fashion en Nueva York.
Fundadores de Startups
Muchos fundadores de startups son, de hecho, emprendedores. Yo me considero que soy ambos, por ejemplo, pero sólo desde que lancé GrantTree.
Los fundadores de startups son, de forma sencilla, gente que ha fundado startups. Registran una S.L (a veces) y crean algo que se puede llegar a ser un negocio en cierto punto, o incluso en algo con mucho éxito. Hasta ahora, esto suena mucho a emprendedor.
Una diferencia principal es el objetivo. Emprender siempre tiene un como objetivo ganar dinero. Para los fundadores de startups, sin embargo, a veces este motivo suele ser secundario. Muchas veces quieren cambiar el mundo, hacer productos super bonitos, ser famosos, tener éxito… ¡oh! y quizás, si es socialmente aceptable en el momento en el que nos encontramos, disfrutar del dinero que han hecho como resultado de la profesión que escogieron. El motivo del dinero no suele ser el principal.
La diferencia aún mayor viene cuando entramos en el concepto de “cerrar el círculo”. Un negocio no es viable si el círculo entre crear valor, darlo a los usuarios y que te paguen por ello se cierra. Para los emprendedores, cerrar el círculo es vital, es el objetivo principal dentro de su lista de objetivos. No hay negocio hasta que no se haya cerrado el círculo. Para los fundadores de una startup, cerrar el círculo es secundario, aunque esto sea tóxico (ya que si el círculo no ha generado los beneficios necesarios cuando se ha cerrado, la inversión se va a secar).
Esto no quiere decir que cerrar el círculo sea la única forma de hacer un negocio. Antiguas startups como Facebook, Google o Twitter han demostrado que es posible crear grandes negocios, algunos de ellos muy viables, sin tener que preocuparse en hacer dinero durante mucho tiempo. Historias de éxito como Instagram, Tumblr o Youtube han demostrado que se pueden conseguir valoraciones de 1.000M$ sin haber cerrado un círculo viable.
En Silicon Valley, es incluso verosímil que “el círculo” se base en la creación y venta de la startup misma. Éste es un modelo válido para los inversores, e incluso para algunos fundadores, aunque representa un montón de inconvenientes que muchos “primeros-emprendedores” no aceptarían si estuvieran enterados de las alternativas que hay.
La desventaja de ser el fundador de una startup
Como he mencionado antes, muchos fundadores de startups creen que son emprendedores, incluso cuando sus startups se han divorciado por completo de la realidad financiera de su negocio. Rezagados bajo el manto del dinero (relativamente) fácil de los inversores, rodeados por la burbuja en la que viven, empapados de artículos sobre startups sacados de Hacker News, uno hasta podría llegar a pensar que es la única forma de hacer negocios en el s.XXI. Mientras, el resto de personas del mundo emprendedor miran perplejos como hay una increíble máquina que está dando apoyo a productos inviables, inyectándoles dinero a raudales y vendiéndolos por cantidades astronómicas.
Este es un sistema precioso para los inversores que comprenden y saben las reglas de este juego, pero ¿qué pasa con los fundadores de las startups?
La desventaja de este sistema para los fundadores es muy sencilla: el riesgo y la presión son enormes. Para ganar este juego, los fundadores deben estar completamente alineados con su startup y creer de forma ciega. El fracaso de la startup y el destino del emprendedor van muy ligados. De forma importante, el resultado, ya sea éxito o fracaso, lo va a marcar el tiempo que dure el proyecto. Youtube tuvo éxito en 1-2 años tremendamente frenéticos, pero es la excepción, e incluso ellos estuvieron sometidos a gran presión cuando se acercaba el momento de la venta (Youtube fue, recuerdo, demandada por los titulares del contenido cuando Google los adquirió). Pudo haber ido muy mal y de forma muy repentina para ellos en aquel momento. Tumblr llevaba 6 años en el mercado antes que Yahoo la comprara. Y sonaba, por lo que se oía, que era un negocio ruinoso. Imagínate el estrés al que David Karp se vió sometido.
Cualquier startup en la que hayas de levantar grandes sumas de dinero, hacer un montón de promesas, contratar un montón de gente y generalmente ligar tu futuro al de la startup de forma pública, por años, antes que puedas demostrar que has tenido éxito, será una olla de presión para ti como fundador.
El resultado de tal juego suelen ser tragedias como la de Jody Sherman y Ecomom. Mientras que vincular la muerte de una con el fracaso de la otra es una especulación, ya que Jody no dejó ninguna nota, es bastante creíble que las dos estaban fuertemente relacionadas.
Incluso si el resultado no es tan dramático como el suicidio, tal estrés pasa factura. Resultados binarios que pueden llevar tu vida del cielo al (subjetivo) infierno siempre son extremadamente estresantes. Una startup financiada siempre acarrea la posibilidad que te acabes yendo tan arruinado como entraste.
Una alternativa
A pesar de esta aparente postura anti-startupera, este artículo no es un ataque a las startups ni a sus fundadores. Creo que el juego de las startups puede ser una muy válida forma de hacer negocio. Algún día, probablemente, yo también me aventure por este camino.
Sin embargo, crear una startup no se debería ver como una panacea o la primera opción. Elige el camino de crear una startup si realmente te gusta, pero asegúrate que sabes lo que estás haciendo.
La alternativa es hacer negocios de la forma en la que se ha hecho siempre: busca oportunidades de negocio y explótalas para hacer dinero.
Hay menos riesgo por esta vía (sabes perféctamente si el negocio te está funcionando o no en pocos meses, o incluso antes.), y su recompensa es más agradable a nivel emocional y financiero. Las habilidades son también más transferibles. Puedes aplicar las habilidades del emprendedor en cualquier lugar del mundo, cuando hay guerra (me viene a la cabeza Milo de “Catch 22” y Oskar Schindler) o paz. El camino del fundador de startups es sólo aplicable en pocos lugares del mundo ahora mismo (muchos de ellos en Silicon Valley y alrededores). Y esto podría llegar a su fin de forma rápida si esta rareza de vivir por más de 60 años en un mundo “en paz” se acabara.
Y para los que creen que emprender implica crear negocios pequeños, hay muchas grandes empresas que empezaron por ser totalmente locales y pequeñas (inclusive estos grandes de la tecnología como Apple, Microsoft, HP y Cisco) No había ninguna garantía que llegarían a tener la dimensión que tienen hoy sin un capital extra, pero si incluso así hubieran fracasado, sus fundadores se habrían retirado con un buen dinero.
Conclusión
Cualquier camino es viable, y si estás empeñado en tomar uno u otro, ningún artículo te va a frenar de hacerlo.
Pero si las opiniones de este artículo te parecen totalmente nuevas, te pido que consideres que opción te pega más en este punto de tu vida, y recuerda que no tienes por qué restringirte sólo a una de estas. Puedes ser emprendedor hoy, y fundador de una startup mañana, o ambos al mismo tiempo. Cualquiera de los tres caminos que escojas va a marcar una gran diferencia en la cantidad de riesgos que tomes y la presión que vas a afrontar.
Mi opinión personal es que si empiezas desde una posición de debilidad (no eres rico ni famoso), y si no vives en un ecosistema startupero como el de Silicon Valley, tiene más sentido que vayas por el camino emprendedor más que por el camino de las startups.
Y si lo haces, no dejes que nadie que ha escogido el camino de las startups te diga que tu negocio es menos valioso que el suyo. Ambas son opciones viables con diferentes riesgos y fuentes de presión.


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